¡Los Reyes Magos hacen su magia en el Madrid! | Marca
Un partido como el de Mestalla no se ve frecuentemente, es la pura realidad. El Madrid llegó a verse al borde de la derrota no una ni dos, sino hasta tres veces. La primera, cuando Hugo Duro abrió el marcador con un 1-0, aprovechando la falta de concentración madridista. La segunda, cuando Jude Bellingham falló un penalti que hubiera cambiado el rumbo del encuentro. Y la tercera, cuando Vinícius fue expulsado de manera inmadura y dejó al equipo con diez jugadores. Es cierto que cometió un error, pero el de Soto Grado fue aún más grave, ya que lo sucedido fue una acción trivial que un árbitro diligente habría resuelto con una tarjeta amarilla para ambos: una para Vinícius y otra para el portero del Valencia, quien debió ser sancionado por provocar el altercado y por su comportamiento exagerado. El desenlace del partido acabó penalizándolo.
Si Bellingham, que casi falló el penalti que le tiró al Getafe, hubiera marcado el 1-1 es posible que el partido no se desarrollase tal como sucedió después. De locos. El Madrid estaba con diez y viendo la cosa, negra no, sino lo siguiente. Pero, fútbol es fútbol, a Ancelotti le funcionaron los cambios. Normal, porque hasta entonces las cosas no le estaban saliendo tal como las había soñado. Mbappé volvía a ser el de antes de su resurrección, a Rodrygo no se le veía por ningún lado y Mendy... era Mendy. Un cero a la izquierda cada vez que el Madrid pasaba del centro del campo. A la fuerza tenían que funcionar los cambios.
El tramo final desveló algo que muchos sospechaban: los Reyes Magos, en efecto, son del Real Madrid. Pese a jugar con diez, el Madrid era el dueño del partido. Modric aprovechó un pase interior de Bellingham para hacer el 1-1 y el propio Bellingham remató al Valencia tras un fallo impropio de Guillamón que dejó en silencio Mestalla. En resumen, un partido fuera de lo que se suele ver normalmente.